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lunes, 10 de febrero de 2014

"Favoritos de plata" (1903) Lawrence Alma-Tadema (1836 - 1912)


 "Favoritos de plata" (1903) (Lawrence Alma-Tadema)
Manchester City Art Galleries. Manchester (Reino Unido)





"Moisés salvado de las aguas" (1580). Paolo El Veronés (1528 - 1588)




Moisés salvado de las aguas (1580)  
Paolo  Cagliari  o Paolo El Veronés (Verona, 1528 - Venecia, 1588)
Óleo sobre lienzo. Museo del Prado. Madrid (España)




 "Al finalizar la década de 1570 y en los primeros años de la siguiente, Veronés realizó una serie de pinturas impregnadas de un sentimiento arcádico de la naturaleza donde el paisaje adquirió un protagonismo inexistente en su producción anterior. El hallazgo de Moisés (Éxodo 2; 5-10) se prestaba a un tratamiento pictórico acorde con estas premisas, permitiéndole desplegar su gusto por una puesta en escena fastuosa sin transgredir los límites impuestos por la reforma tridentina.El tema de Moisés y la hija del Faraón conoció cierta popularidad a mediados del siglo XVI de la mano de Bonifazio Veronese, decayendo después hasta el revival veronesiano en la década de 1580. Moisés salvado de las aguas ha querido identificarse con uno de los tres lienzos de este tema que vio Ridolfi, concretamente con el que poseían los marqueses della Torre en Venecia. Lo sea o no, lo cierto es que Veronés abordó varias veces este pasaje, cuyo punto de partida debió ser una perdida composición, conocida por un grabado de J. B. Jackson, de la que derivaron dos tipologías: una vertical de pequeño formato (Prado y National Gallery de Washington), y otra apaisada de mayores dimensiones (Dresde, Gemäldegalerie; Lyon, Museo de Bellas Artes; Turín, Galería Sabauda). Se conservan dibujos preparatorios en la Morgan Library de Nueva York y el Fitzwilliam Museum de Cambridge.La versión del Prado, la de mayor calidad de las existentes, presenta una composición habilísima. Un espléndido paisaje con una ciudad al fondo y dos árboles que se recortan sinuosos en el cielo enmarca a los personajes, distribuidos en un semicírculo que se inicia en la criada negra vestida de amarillo y rojo que porta la cesta, y concluye en un bufón que delata la elevada condición social de sus acompañantes. En medio aparecen distintas criadas y en el centro, la hija del faraón con su suntuoso traje de brocado color perla. Pocas veces en la historia de la pintura un tema religioso fue objeto de un tratamiento tan profano. El hallazgo de Moisés, visualizado como una escena campestre ambientada en una villa contemporánea, debió colgar en el gabinete de algún amante de la pintura de Veronés." 
(Texto extractado de Falomir Faus, M: Pintura italiana del Renacimiento. Guía, Museo del Prado, 1999, p. 220).

(Fuente: www.museodelprado.es)

"El paso de la laguna Estigia" (1520 - 1524) Patinir (1480 - 1524)


El paso de la laguna Estigia (1520 - 1524) (Joachim Patinir)
Óleo sobre tabla. Museo del Prado. Madrid (España)























Esta pintura de Patinir destaca por su originalidad y su composición, distinta a la habitual, formada por planos paralelos escalonados. Favorecido por el formato apaisado de la tabla, el autor divide verticalmente el espacio en tres zonas, una a cada lado del ancho río, en el que Caronte navega en su barca con un alma.Tomando como fuente de inspiración las representaciones anteriores del Paraíso o del Purgatorio del Bosco, decisivas en su proceso y creación final,  Patinir reúne en una única composición imágenes bíblicas junto a otras del mundo grecorromano. El ángel situado en un promontorio, los otros dos, no lejos de éste, que acompañan a las almas, y algunos más, junto con otras almas minúsculas, al fondo, permiten conocer a la izquierda el Paraíso cristiano. Por el contrario, el Cancerbero parece identificar el Infierno representado a la derecha con Hades, asociándolo con la mitología griega, lo mismo que Caronte con su barca. Patinir sitúa la escena en el momento en que Caronte ha llegado al lugar en que se abre un canal a cada lado de la Estigia, momento de la decisión final, cuando el alma a la que conduce tiene que optar por uno de los dos caminos. Debe conocer la diferencia entre el camino difícil, señalado por el ángel desde el promontorio, que lleva a la salvación, al Paraíso, y el fácil, con prados y árboles frutales a la orilla, que se estrecha al pasar la curvatura oculta por los árboles y conduce directamente a la condenación, al Infierno. El modo en que Patinir representa el alma, de estricto perfil, con el rostro y el cuerpo girado en dirección al camino fácil, que lleva a la perdición, confirma que ya ha hecho su elección y que esa es la vía que va a seguir.A fines de la Edad Media existía toda una serie de metáforas para expresar esta idea, tanto bíblica como clásica. De todas ellas, Patinir parece haberse inspirado en el Evangelio de San Mateo. No hay duda de que refleja en esta obra el pesimismo de una época tan turbulenta como la que le tocó vivir, en plena Reforma protestante.  Al llevar a cabo esta obra, Patinir la convierte en un memento mori, en un recordatorio, a quien la contemple, para que quede avisado de que es preciso prepararse para este momento e, imitando a Cristo, seguir el camino difícil, sin hacer caso de los falsos paraísos y tentaciones engañosas (Texto extractado de Silva Maroto, P., en: Patinir, Museo Nacional del Prado,  2007, pp. 150-163).
(Fuente : www.museodelprado.es )  

sábado, 8 de febrero de 2014

"Betsabé con la carta de David" o "El baño de Betsabé" (1654). Rembrandt van Rijn (1606 - 1669)




Betsabé con la carta de David o El baño de Betsabé (1654) (Rembrandt)
Óleo sobre lienzo - Museo del Louvre - París (Francia)
                                                                                                                                                                   

"Vieja friendo huevos" (1618) Diego Velázquez (1599 - 1660)

Vieja friendo huevos (1618) (Diego Velázquez)
Óleo sobre lienzo - National Gallery of Scotland . Edimburgo.(Reino Unido)



jueves, 6 de febrero de 2014

miércoles, 5 de febrero de 2014

"Los embajadores" (1533) Hans Holbein El Joven (1497?- 1543)


Los embajadores (1533) (Hans Holbein El Joven)
Óleo y temple sobre roble. National Gallery. Londres (Reino Unido)



"Paisaje de invierno con patinadores y trampa para pájaros" (1565) Brueghel El Viejo (1525 - 1569)




























Paisaje de invierno con patinadores y trampa para pájaros (1565)
Brueghel El Viejo (1525 - 1569)
Kunsthistorisches Museum. Viena (Austria)

"A los pies del espectador se abre un amplio panorama ocupado por una aldea con un canal helado que serpentea entre las casas.(...) Sobre el hielo figuran numerosos personajes patinando o jugando al colf, un juego que tiene su origen en el siglo XIII y que hizo furor en el XVII, hasta el punto de que los gobiernos municipales se vieron obligados a publicar numerosas regulaciones para restringirlo a determinadas áreas fuera de la ciudad. Finalmente quedó prohibido. Sobrevivió en Escocia y desde allí volvería al continente en el siglo XIX transformado en el golf actual. La unidad y la exactitud descriptiva invitan a pensar que Pieter Bruegel el Viejo copió un paisaje real. Sin embargo, como es habitual en este pintor, el naturalismo es aparente. El papel preponderante de la jaula de pájaros a los pies del árbol que se eleva en el primer plano y la presencia de los patinadores han llevado a algunos autores a interpretar esta escena como una alegoría moralizante sobre la fragilidad de la existencia humana, que está expuesta a peligrosas trampas."
(Fuente: Web oficial del Museo del Prado)

"Portrait of a Lady in Blue" (1780). Gainsborough (1727 - 1788)

Portrait of a Lady in Blue (1780) (Thomas Gainsborough)
Óleo sobre lienzo. Museo del Hermitage. San Petersburgo (Rusia).



"Et in Arcadia ego" o "Los pastores de Arcadia" (1637 - 1638). Nicolas Poussin (1594 - 1665)


Et in Arcadia ego o Los pastores de Arcadia (1637 - 1638)  (Nicolas Poussin)
Óleo sobre lienzo - Museo del Louvre - París (Francia)

"La perla y la ola" (fábula persa). (1862). Paul Baudry (1828 - 1886)




















 La perla y la ola (fábula persa). (1862.) (Paul Baudry)
Óleo sobre lienzo.(83,5 x 178 cm). Museo del Prado - Madrid (España)

"Esta obra, uno de los desnudos más apreciados en el París del II Imperio, fue una de las más destacadas en el Salón de 1863, donde el artista la expuso bajo el título La perle et la vague (fable persane). En una carta a su amigo Olivier Merson, fechada en mayo de 1863, Baudry exponía que había pensado al principio en sugerir lo femenino a través de la ola, pero luego le pareció demasiado abstracto y prefirió mostrar la figura como una perla en su joyero, de modo que la composición se relacionara con el nacimiento de Venus. El artista había ya tratado el desnudo femenino en otras composiciones en las cuales, como en este caso, aparece la concha que se ve en la parte derecha de La perla y la ola. Esta última es una especie de metáfora de la sexualidad femenina. El desnudo se despliega como una superficie preciosa que evoca la calidad perlina, en el interior de la ola que está a punto de envolverla. El símil de un desposorio entre el mar y la mujer. La disposición del desnudo de perfil hace muy visibles las sucesivas curvas convexas de brazo, seno y caderas, separadas por las concavidades, éstas cada vez más abiertas, de la axila, el talle y tobillo, como si el desnudo se desplegase en líneas cada vez más amplias desde la cabeza hasta los pies, acompañando al sentido de lectura de izquierda a derecha. Debido a ese carácter sinuoso hubo críticos, como Gautier y Du Camp, que vieron en el desnudo la alusión directa a la ola, y no sólo a la perla. En la obra destacan las delicadas carnaciones del desnudo, en el que algunas reseñas reprocharon la ausencia de modelado. La figura aparece radiante de luz en sus calidades nacaradas, rodeadas por un azul claro en un acorde muy del gusto del II Imperio. El esfuerzo del artista por dar una expresión de intensa sensualidad al rostro se plasma sobre todo en la mirada, de reojo, al espectador y en los labios, entreabiertos. Consigue así imprimir en la figura un atractivo que alguno de sus contemporáneos juzgaron poco arrebatador y otros, poco decoroso. La pintura tuvo una gran difusión a través de distintas fotografías así como gracias a un grabado de Carey, que no apareció hasta meses después de haberse inaugurado el Salón debido al cuidado que se puso en su edición a fin de garantizar su calidad. Asimismo fue objeto, como los otros desnudos del Salón, de varias caricaturas. En 1886 se difundió el fotograbado realizado en las prensas de Goupil. El hecho de que las caricaturas resaltaran en la obra el triunfo de la sensualidad carnal, muestra muy bien el juicio que debió ser más extendido en el público. Por otra parte, el hecho de que la obra fuera adquirida por la emperatriz Eugenia de Montijo, contribuyó a acentuar la polaridad que el público y la crítica habían mostrado en la valoración de la obra. Tras la Comuna de Paris, Baudry ocultó la obra en casa de un amigo para ponerla a salvo de la requisa de sus bienes por la República. Entonces, en 1871, la adquirió a través de Goupil el coleccionista norteamericano William Hood Stewart, que reunió varias obras de Baudry. Ramón de Errazu debía de conocer muy bien la obra, tanto por su trato con Stewart como porque fue expuesta en cuatro ocasiones en Paris. Además, Raimundo de Madrazo, que era amigo y admirador de Baudry y el mayor coleccionista de sus dibujos, hubo de llamarle la atención sobre ella. Errazu la adquirió en la elevada suma de 43.000 francos en la venta de Stewart, celebrada en 1898 en Nueva York. Fue esta la última obra que compró, entre las que legó al Prado, y la de mayor precio y reputación. A partir de esta obra, Baudry apareció como el pintor-poeta de la mujer, el más capaz entre los de su época y género de resaltar su gracia. Este desnudo habría representado el triunfo de lo encantador, por encima de la lógica del estilo basada en el dibujo. Modernamente se ha percibido en la supuesta tensión existente en esta obra entre el realismo y el idealismo, un reflejo de las contradicciones internas a las que la representación de la mujer estaba sometida. En la pintura, esto aparece resaltado por la factura del cuerpo y por los tonos azulados muy bellos, de la ola, que parece a punto de abrazarlo. En ellos acierta a mostrar la calidad de un líquido precioso que rodea al desnudo. En el fondo arenoso, de disuelta solución, destacan, como joyas de exquisito valor, algunas conchas de brillos opalinos. La vegetación de las algas del primer término está realzada mediante veladuras oscuras con barniz, realizadas con una técnica muy distinta a la del cuerpo femenino. En las espumas de la ola que rompen en la pierna el pintor aviva la luz mediante un empaste blanco puesto tras haber realizado el desnudo. Los reflejos suavemente coloreados del cuerpo sobre el agua revelan una atmósfera de sugerente sensualidad y en la representación del desnudo afloran algunos de los recuerdos de Correggio de la formación del pintor. Fue el triunfo del esteticismo de Venus a través de su interpretación más sensual, donde se revela el carácter más sobresaliente de esta pintura." 
(Texto extractado de: Barón J.,El legado Ramón de Errazu, Madrid: Museo Nacional del Prado, 2005, pp. 84-88)

martes, 4 de febrero de 2014

"La lechera". Johannes Vermeer (1632 - 1675)



La lechera  (1658 -1660). Johannes Vermeer (1632 - 1675)
Óleo sobre lienzo. Rijksmuseum de Ámsterdam. (Paises Bajos)



















                                                                                                                                        

François Boucher (1703-1770)






Mujer desnuda (Retrato de Mademoiselle Louise O`Murphy) (1751) François Boucher. Alte Pinakothek de Munich (Alemania). Óleo sobre lienzo




































                             Marquesa  de Pompadour  (1756) (François Boucher) 
Óleo sobre lienzo. Alte Pinakothek. Munich (Alemania) 























































Pan y Siringa (1760) François Boucher
Óleo sobre lienzo. Museo del Prado.Madrid (España)





































                                                                                    Un verano pastoril (1749) (François Boucher) Óleo sobre lienzo. Wallace Collection. Londres (Reino Unido)






































Un otoño pastoril (1749) (François Boucher)
Óleo sobre lienzo. Wallace Collection. Londres (Reino Unido)